Postales invernales en Zaragoza: la crecida del Ebro
El Ebro es el río más caudaloso de España y alcanza su momento de mayor esplendor y belleza a su paso por Zaragoza. La imagen de la Basílica del Pilar junto al río es una de las señas de identidad de nuestro país.
Sin embargo, cada año en invierno se sucede una imagen que infunde respeto y miedo a los ciudadanos: la crecida del Ebro.
La amenaza de desbordamiento es una constante en los inviernos zaragozanos cuando comienzan a sucederse los temporales en el norte de la península.
El temporal que está azotando actualmente España ha provocado que el Ebro y muchos de sus afluentes se hayan desbordado al paso de algunos municipios de su cuenca hidrográfica, siendo impactantes las imágenes de las inundaciones en la localidad de Miranda de Ebro.
Zaragoza y los municipios cercanos se preparan para la crecida, que espera su punto máximo mañana al mediodía con un caudal previsto de 1.800 metros cúbicos por segundo, lo que podría elevar el nivel hasta los cinco metros de altura.
Aunque no hay peligro de inundaciones en la ciudad, no ocurre lo mismo con los pueblos ribereños cercanos, como Novilla, a los que estas crecidas perjudican seriamente la recolección y cultivo del brócoli y la alfalfa, productos comunes en esta zona de Aragón.
El campo, es pues, el más perjudicado por las crecidas del Ebro que ocasiona pérdidas millonarias a los agricultores.
No obstante, desde el siglo XVII hay noticias de los estragos que las crecidas del Ebro ha provocado en la ciudad, siendo la de 1961, cuando el río alcanzó los 4.130 metros cúbicos por segundo y llegó a los 6,5 metros de altura, una de las más devastadoras, solo comparable a la registrada en 1871.
De momento esta crecida no supone peligro alguno para la ciudad, pero por seguridad, mejor no asomarse al río a conseguir la foto.
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