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La hemeroteca nos lleva hasta 1934. Año en que hasta el rotativo norteamericano The Times recogía en sus páginas el suceso del duende de Zaragoza. Empezamos a buscar más referencias en la prensa a partir de noviembre de este mismo año. Algo raro se escondía en la Calle Gastón de Gotor, número 2.
Según dicen todo había empezado meses atrás, cuando una voz aterró a los habitantes de la casa. Al principio sólo pudieron hacerse eco del duende los oriundos de la zona, pero el fenómeno fue creciendo poco a poco hasta que las multitudes se agolparon todos los días a esperar nuevos fenómenos. Dicen que el duende gritaba desde dentro a la gente que esperaba fuera. Lo cierto, es que algo debió de ocurrir para que unos agentes de la ley acudieran hasta el piso para cerciorarse de la situación. Tras varios registros, el duende pudo hablar con ellos.
Los diferentes archivos aseguran que este extraño inquilino amenazo e insulto en varias ocasiones a todos los presentes. Prometía con acabar con la vida de todo el barrio. Meses después, las voces dejaron de oírse pero antes su inquilina murió una noche en extrañas circunstancias. Quizá fue la venganza de un ser que ni vivo ni muerto atormentó a toda la ciudad durante el invierno del 34.
Más de setenta años después este suceso se recuerda por las letras amarillas que en forma de placa anuncian que allí estuvo el Duende de Zaragoza. Cerramos los libros y devolvemos al archivo toda la documentación. Este suceso nos deja con un mal sabor de boca.